Al recorrer el jardín o simplemente al contemplarlo desde la terraza o balcón de cualquiera de las habitaciones, nos invade este maravilloso concierto de sensaciones que sólo la naturaleza es capaz de interpretar:

El olor a hierba, el perfume de las flores, el sonido de los pájaros, el correr del agua en riachuelos y fuentes en las que el agua brota de antiguas tinajas, surge sobre una piedra de molino y cae en cascada. Sólo podemos decir que existen muchos jardines para ver, sin embargo, el de Hacienda San Jorge es, sobre todo, un jardín para sentir.

Se han respetado los evocadores nombres de los senderos que recorrían antiguamente la finca y mucha de la vegetación original de la antigua finca.

Un trozo de mar en el jardín.

Apenas veinte metros separan a Hacienda San Jorge de la playa, con esta privilegiada situación, incluso un elemento como la piscina podría no ser tan importante, pero una vez más, nos vemos sorprendidos al encontrarnos con “Un trozo de mar en el jardín”. En su parte central, nos encontramos con una impresionante piscina con más de mil metros cúbicos de agua salada, la cual ha sido construida adaptando su forma a la depresión del terreno, consiguiendo así su perfecta integración en el entorno y pasando a ser un elemento más del propio jardín.